La cámara se empequeñece cada vez más, cada vez está más
dispuesta a fijar imágenes fugaces y secretas cuyo shock suspende en quien las contempla el
mecanismo de asociación. En este momento debe intervenir la leyenda, que incorpora a la
fotografía en la literaturización de todas las relaciones de la vida, y sin la cual toda
construcción fotográfica se queda en aproximaciones. No en balde se ha comparado ciertas
fotos de Atget con las de un lugar del crimen. ¿Pero no es cada rincón de nuestras ciudades un
lugar del crimen?; ¿no es un criminal cada transeúnte? ¿No debe el fotógrafo —descendiente
del augur y del arúspice— descubrir la culpa en sus imágenes y señalar al culpable? «No el
que ignore la escritura, sino el que ignore la fotografía», se ha dicho, «será el analfabeto del
futuro». ¿Pero es que no es menos analfabeto un fotógrafo que no sabe leer sus propias
imágenes? ¿No se convertirá la leyenda en uno de los componentes esenciales de las fotos?
Walter Benjamin
Pequeña historia de la fotografía
Traductor: Jesús Aguirre
Fotografia: Eugène Atget |
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