Estás aquí. La vida en torno, ciega.
Fibra de espanto. Restaría la broma.
Todo lo mismo. Aguja o agujero,
aire que asfixia, oscura fuente rosa.
¿No hay esperanza? Abrázate a esa viga
que entre las aguas, oscilando flota.
Un poco más y salvarías el polvo.
Ven hacia mí. Arría tu memoria.
Entre el espanto del querer y el día,
entre la noche oscura, que no importa,
venid y escucharéis la melodía
que hace la nada en medio de la historia.
Y tú, tan solitario, tan oscuro,
tan sin remedio vivo, tan a solas,
escucha el mundo, y en tu ojal la dicha
prende, ramilla de pequeñas hojas...
Carlos Bousoño (1923-2015)
Fotografia: BRG (Fragment de collage) |
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